La raíz de la aorta no es una estructura rígida y estática. Sus dimensiones se modifican con el ciclo cardiaco para facilitar la eyección del ventrículo izquierdo en sístole y el cierre de la válvula aórtica durante la diástole.
En toda esta dinámica del ciclo cardiaco juegan un papel crucial los senos de Valsalva y los triángulos intercomisurales. Por ello las reparaciones en los que estos elementos se preservan son más “fisiológicas” y al menos en teoría preferibles 1.
Desde el punto de vista funcional podemos separar la raíz aórtica en dos “compartimentos funcionales”: El compartimento supravalvular, sometido a presiones y hemodinamia aórticas y el compartimento subvalvular sometido a la hemodinámica ventricular 1.
Si analizamos la raíz aórtica durante el ciclo cardiaco podemos distinguir diversas fases:
– Contracción isovolumétrica: Se expande la raíz antes de la eyección, jugando un papel importante los triángulos intercomisurales que favorecen una apertura de la válvula sin estrés. La válvula aórtica comienza a abrirse, en relación con el incremento de presión en el ventrículo izquierdo que condiciona la expansión del anillo basal y de las comisuras (el “compartimento subvalvular”). Esta expansión optimiza la eyección y reduce el estrés de apertura de la válvula.
– Primer tercio de la sístole: Fase de máxima expansión de la raíz y máxima apertura de la válvula aórtica, para facilitar la eyección, pasando la raíz de tener una forma más o menos cónica al final de la diástole a una morfología más circular, lo cual también contribuye a optimizar la eyección.
– Resto de la sístole: Decrece el volumen de la raíz, para iniciar un cierre de la válvula sin estrés.
– Hasta la mitad de la diástole: Fase de mínimo tamaño de la raíz, para favorecer el cierre de la válvula y para minimizar el estrés de los velos.
– Final de la diástole: El volumen de la raíz se incrementa de nuevo, debido al llenado ventricular que dilata el anillo basal, mientras la aorta tubular y la unión sinotubular decrecen debido a la caída de la presión aórtica.

La expansión de la aorta es asimétrica. Durante la sístole se alinean el tracto de salida y la aorta ascendente para favorecer la eyección, y se desalinean durante la diástole, probablemente con una función amortiguadora 2.

Por último también hay que resaltar el hecho de que las válvulas aórticas y mitral realmente forman parte de una misma estructura. Tienen una zona común (la unión mitroaórtica) y funcionan en sincronía durante el ciclo cardiaco. Al inicio de la diástole los diámetros anteroposteriores y transversos de la mitral aumentan de tamaño para facilitar el llenado ventricular. Este aumento del diámetro ánteroposterior se debe fundamentalmente a la expansión del anillo posterior, pero también al desplazamiento de la zona intertrigonal hacia el orificio aórtico, reduciendo su tamaño. Durante la sístole el orificio valvular aórtico aumenta de tamaño desplazando la zona intertrigonal, facilitando la eyección aórtica y el cierre de la mitral 3.

Bibliografía
1. Soncini M, Votta E, Zinicchino S, et al. Aortic root performance after valve sparing procedure: A comparative finite element analysis. Medical Engineering & Physics.2009;31(2):234–243. doi:10.1016/j.medengphy.2008.07.009.
2. Lansac E, Lim H, Shomura Y, et al. Aortic root dynamics are asymmetric. J Heart Valve Dis. 2005;14(3):400–407.
3. Lansac E, Lim H, Shomura Y, et al. Dynamic balance of the aortomitral junction. The Journal of Thoracic and Cardiovascular Surgery. 2002;123(5):911–918. doi:10.1067/mtc.2002.121286.