La válvula mitral es una estructura del corazón que separa el ventrículo izquierdo (la cámara que se contrae mandando la sangre al cuerpo) de la aurícula izquierda (la cámara que recoge la sangre que llega desde el pulmón).
La válvula está formada por dos velos (a modo de hojas de una puerta doble), el velo anterior (más grande y ancho) y el velo posterior (más estrecho pero más largo). Ambos velos están insertados en el corazón a través de lo que se conoce como el anillo mitral y están anclados al músculo del ventrículo izquierdo (concretamente a los músculos papilares) por medio de las cuerdas tendinosas (que hacen a modo de los tirantes de un puente).
Al mal funcionamiento de la válvula mitral se le denomina valvulopatía mitral. El problema puede ser que la válvula abra mal (estenosis mitral) o que no cierre correctamente (insuficiencia o regurgitación mitral). A veces se dan los dos problemas a la vez (doble lesión mitral).
La estenosis mitral es una valvulopatía cada vez menos frecuente en nuestro medio. La causa fundamental es la fiebre reumática, ya muy rara gracias a los tratamientos antibióticos. En algunas personas mayores se calcifica la válvula produciendo estenosis. La mayor parte de estas válvulas no se pueden reparar (a veces sí) debiendo ser reemplazadas por prótesis (biológicas o mecánicas). La insuficiencia o regurgitación mitral suele ser de origen degenerativo aunque también puede deberse a enfermedad de las coronarias (insuficiencia mitral isquémica) o del músculo cardiaco (insuficiencia mitral funcional) o incluso de arritmias auriculares como la fibrilación auricular, de larga evolución. Cuando la causa es degenerativa la válvula se puede reparar en un altísimo porcentaje de casos.
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